Un estudio biomecánico en podología es una evaluación detallada del funcionamiento del sistema musculoesquelético, especialmente de los pies, tobillos, rodillas, y su relación con el resto del cuerpo, tanto en estática (reposo) como en dinámica (movimiento).
¿Para qué sirve un estudio biomecánico?
Se utiliza para:
- Diagnosticar alteraciones en la pisada.
- Prevenir y tratar lesiones en pies, rodillas, caderas o espalda.
- Diseñar plantillas personalizadas o recomendar calzado adecuado.
- Mejorar el rendimiento deportivo.
- Evaluar problemas de marcha en niños, adultos y personas mayores.
¿En qué consiste?
El estudio biomecánico generalmente incluye varias fases:
1. Historia clínica
- Dolor, antecedentes médicos, calzado habitual, actividad física, etc.
2. Exploración en camilla (estática)
- Evaluación articular y muscular: movilidad, alineación de los pies, piernas, pelvis.
3. Estudio en bipedestación (de pie)
- Valoración del reparto del peso corporal.
- Detección de alteraciones como pie plano, cavo, pronador o supinador.
4. Análisis de la marcha o carrera (dinámico)
- Observación y grabación en cinta de correr o pasarela con sensores.
- Evaluación de la pisada: contacto del talón, apoyo medio, despegue del antepié.
5. Plataformas de presiones o baropodometría (opcional)
- Dispositivos que miden las presiones plantares en estática y dinámica.
6. Informe final y tratamiento
- Diagnóstico.
- Recomendaciones: plantillas personalizadas, ejercicios, derivación a otros especialistas si es necesario.
¿Quién debería hacerse uno?
- Personas con dolor frecuente en pies, rodillas o espalda.
- Deportistas, especialmente corredores.
- Niños con alteraciones de la marcha.
- Personas con diabetes (riesgo de lesiones en los pies).
- Tras una cirugía o lesión en miembro inferior.